Las cinco formas de George Lucas (IV)

Cuarta Forma:

Forma de Retocador Compulsivo
 

Durante gran parte de los noventas George Lucas conservo su aura de genio del cine y era respetado y venerado por los fans como el padre de su querido universo, como lo fue Tolkien por los hippies en su día, el pobre abuelo. Durante la primera parte de esa década se dedico a ampliar el universo de Star Wars en cómics, novelas y videojuegos. Mientras que en los ochentas todo lo que se hizo era poco más que una extensión del merchandising, en los noventa se pasa a objetivos más ambiciosos. Como la construcción colectiva de todo un universo coherente y una forma de explorar la narrativa multimedia. De esta forma se contó lo ocurrido entre las dos secuelas de Star Wars, El Imperio Contraataca y El Retorno del Jedi a través de un videojuego, varios cómics y una novela. Todas ellas realizadas por diferentes autores bajo la premisa de que debían encajar entre si y con el canon visto en la gran pantalla. Declarando inaugurada así la forma de trabajar que dio pie al Universo Expandido de Star Wars, tema que tratare en otro post.

 El punto de inflexión llego con el anuncio de la continuación de la saga en forma de precuelas y el reestreno de la trilogía clásica con una serie de retoques que despertaron las iras de los fans, y más cuando se supo que los originales no volverían a ser editados. La moda de la versión retocada empezó con Blade Runner en 1994, que descubrió la vena conservadora de todo amante del cine. “Quiero cine innovador, original y comprometido, no quiero que las malvadas productoras comerciales toquen el trabajo de cineastas al gusto del consumidor, pero me rasgo las vestiduras si un autor osa retocar su propia obra amada por yo” Así la versión del director de Blade Runner tuvo sus fans y sus detractores, como sucedió después con Star Wars, efecto potenciado por la irrupción de las ediciones en DVD. La ironía es que George Lucas resulta ser uno de los pocos directores americanos que es propietario de su propia obra. Aquí no se trata de la imposición arbitraria de un intermediario explotador, sino de un ejercicio del derecho a autor, del mismo tipo que realizado por un escritor cuando añade o quita capítulos, frases y párrafos de las nuevas ediciones de sus novelas, o un músico que hace remezclas de sus propias canciones.

Aun así tanto Lucas como Spielberg sufrieron las iras de fans y critica, no tanto por los numerosos cambios bien recibidos, como la limpieza de la imagen o pulimento de los FX, sino por aquellos cambios considerados violadores de infancias. El hecho de que Spielberg cambiase las pistolas por walkie-talkies es una escena clave de E.T. para encajar en los actuales códigos de la MPAA y poder estrenar su película para todos los públicos fue una exhibición pornográfica de cómo funcionaba, y funciona, la industria yanqui. 

Pero el gran clásico del retoque es el momento en que Han Solo dispara a sangre fría a Greedo por debajo de la mesa de la famosa cantina, que en la versión retocada se convierte en un acto de defensa propia. Pero una escena escrita, planificada y rodada para mostrar a Han Solo como un contrabandista sin escrúpulos sacado de algún Spaghetti Western no puede cambiarse de sentido con un simple retoque informático. Así en cada nueva edición de la saga la secuencia de marras sufre alguna modificación, pero sigue quedando horrible. Mientras otros retoques mal recibidos han sido revocados en otras ediciones, este sigue ahí. La idea tras esa insistencia esta en dejar claro que Han Solo ya era un buen tipo desde el principio y por eso unirse a la rebelión fue algo natural en su caso. Un resto de la primera versión del guión de Star Wars, donde Han Solo era un Jedi amigo del general Kenobi y del padre de Anakin/Luke. Por otro lado una de las claves de toda la saga es que en la guerra contra un tirano no puedes ser neutral. Lo que queda claro en El Imperio Contraataca cuando Lando deja de ser un empresario de éxito tras asistir a la brutalidad imperial. Si Han Solo era bueno desde el principio el hecho de que incluso un criminal decidiese unirse a la rebelión pierde fuerza, ya no es un resultado de un cambio de postura al contrastar el idealismo rebelde con el imperio, actúa así por naturaleza. Al igual que en Tolkien es bueno porque si. ¿Si era tan bueno porque se dedicaba al contrabando a sueldo de Jabba el Hutt?

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¿Con cual versión nos quedamos? Es el dilema de retoque de autor.

Pero la gran ruptura de burbuja llego cuando la desmedida expectación ante el estreno del Episodio I se tradujo en un estruendoso fracaso de crítica y un cisma entre los fans que aun perdura. Desde entonces hay dos clases de fans de Star Wars, los protestantes que odian todo lo que toca George Lucas y los ortodoxos, que aun lo veneran, y entre los dos bandos el resto de la comunidad de fans, que separan el trigo de la paja. Lo que estaba claro es que George había perdido su aura mágica, y las dos subsiguientes precuelas dejaron evidentes su carencias como director: penosa dirección de actores y terribles diálogos, resultado final de una equivocada planificación.

A la izquierda el aprendiz se esfuerza por demostrar al maestro que puede ser un buen director de cine, a la derecha el maestro le dice al aprendiz que ponga cara de estreñido para parecer un poco mas gilipollas.

La gran diferencia entre las precuelas y la contemporánea trilogía de ESDLA de Peter Jackson es que este último realizo las tres películas a la vez y George Lucas en sucesión, como si fuera una telenovela. Entre producción y producción es imposible que pudiera dedicarle al guión la misma atención y tiempo que recibió el primer Star Wars, siendo además una historia mucho más compleja que la narrada en la saga clásica. El resultado fue una trilogía irregular, llena de altibajos y cuyos mejores momentos eran aquellos imaginados casi treinta años antes. Darth Lucas solo volvió a tener algún momento de inspiración en el Episodio III, cuando ya estaba todo el pescado vendido. La imagen que se tenia de la saga de Star Wars y de su autor quedo retocada para siempre.